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Un pelotón de soldados puertorriqueños del ejército estadounidense debe realizar algunas misiones especialmente peligrosas duran te la guerra de Corea.
GÉNERO: Bélico
El escuadrón del pánico (Manuel Mur Oti, 1966)
Rodada íntegramente en Puerto Rico en 1966 en apenas tres semanas y con un equipo básicamente boricua, es posible que El escuadrón del pánico se estrenara en el circuito latino de Nueva York y algunas otras ciudades latinoamericanas, pero no hemos encontrado rastro de estos pases y sólo alguna referencia hemerográfica a su estreno en Barcelona en septiembre de 1966. Nekane Zubiaur, que ha estudiado detenidamente la filmografía de Mur Oti, afirma que el guión original del argentino afincado en México José María Fernández Unsáin era más patriotero y lacrimógeno que el urdido finalmente por el propio Mur Oti, una vez éste decidió hacerse cargo del proyecto por su amistad con el responsable de Trefilms, que nominalmente produce la película al 50% con la productora Caribbean Films, radicada en Miami.
La cinta se abre con el alistamiento de una serie de portorriqueños en el ejército de Estados Unidos para combatir en Corea. El abanico tiene afán de totalidad: el cínco actor Pablo Ramos (Jaime Sánhez); Toño (Raúl Dávila), un periodista escéptico a punto de casarse; Evangelista (Félix Monclova), un esforzado labrador con familia; Mongo (Félix Orestes Dones), un joven estudiante de color; el cantante melódico Bobby (Bobby Capó)... Leo Anchóriz es el sargento de hierro que debe convertir a este heterógeneo grupo de hombres en soldados a fin de que vuelvan vivos de Corea. Este primer acto, canónico aunque un tanto moroso en su descripción de la situación personal de cada uno de los protagonistas y su entrenamiento para el combate, da paso a un tebeo de Hazañas Bélicas, de aquéllos que dibujaba Boixcar, antes que a un tenso drama bélico al modo fulleriano. La pobreza de medios obliga a que el espectáculo bélico -bombardeos, carros blindados, explosiones...- quede circunscrito a escenas o momentos resueltos gracias al material de archivo que funcionan de modo autónomo, en tanto que los golpes de mano del pelotón se reducen a acciones de heroísmo individual que Mur Oti organiza en función de las esperas dilatadas y el suspense que generan.
Progresivamente diezmado, el pelotón deberá regresar a su punto de origen atravesando las líneas enemigas, como en Objective Burma (Objetivo Birmania, Raoul Walsh, 1950). Durante este último tramo tiene lugar la insalvable historia de amor (¿?) entre el sargento Marrero y una guerrillera coreana (Carmen Sobremonte) nacida en San Francisco.