Una muchachita de Valladolid (1958)

Una muchachita de Valladolid (Luis César Amadori, 1958)

Patricio Arnáiz (Alberto Closas) es un diplomático español que utiliza a las mujeres para resolver los asuntos de su competencia, pero para poder ascender tiene que casarse y para eso prefiere hacerlo con una muchacha provinciana, recatada y con firmes valores religiosos. Tras un ojeo por varias provincias de Castilla la Vieja se decide por Mercedes (Analía Gadé). Lo malo es que durante su paso por Madrid se encuentran con Erika (Vicky Lagos), vieja compañera de correrías de Patricio que pone al día a la recién casada sobre los antecedentes de su marido. La llegada al país latinoamericano de destino abre nuevas incógnitas: la inestabilidad política y la encomienda de hacerse con las concesiones petrolíferas empuja a Patricio a hacerle la corte a la mujer del canciller Aymat (Lina Rosales) al tiempo que invita a Mercedes que tontee con su marido (Alfredo Mayo). ¿Podrá más la recia moral castellana o el deber de obedecer a un marido al que ama con locura?

Closas había estrenado esta comedia de Joaquín Calvo Sotelo en el teatro de la Comedia el 10 de abril de 1957. El éxito propició su versión cinematográfica, promovida por Luis Marquina para su propia marca: Producciones DIA. Tras el estreno de La violetera (1958), Una muchachita de Valladolid (1958) y ¿Dónde vas Alfonso XII? (1959) el argentino Amadori parece asentado definitivamente en el cine español, capaz de llevar adelante proyectos suntuosos, con despliegue de medios y repartos de prestigio. Una gran señora (1959) continúa la línea de Una muchachita de Valladolid, que quedará rematada con Un trono para Cristy / Ein Thron für Christine (1960). Las tres son adpataciones de altas comedias teatrales y en la confección de sus guiones figura en lugar preeminente Luis Marquina. A partir de aquí y hasta el final de su carrera, Amadori se dedicará casi en exlusiva a alimentar la filmogfrafía de Sara Montiel, Pili y Mili y Rocío Durcal.