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Un sacristán amargado recupera la fe gracias a un niño maltaratado al que acoge en su casa a regañadientes.
GÉNERO: Drama
El milagro del sacristán (José María Elorrieta, 1954)
El protagonismo del habitual secundario José María Lado es tal que un insólito crédito le adjudica la responsabilidad de la supervisión del montaje junto a la titular de la especialidad Sara Ontañón. El guión está concinado a varias manos, a partir de una idea de Elorrieta, pero sus dos principales artítifices son José Gallardo y Luis Lucas que, de paso, editaron una novelizaciones en la colección "Biblioteca de Lecturas Ejemplares" de Escelicer. No desdice el rubro el argumento de la cinta: la historia de un sacristán (Lado) apodado "Vinagre" por los niños de la capital de provincias en la que ejerce su labor bajo mirada siempre bondadosa del buen padre José (Nicolás D. Perchicot). Tomás, el sacristán, es un misántropo descreído desde que doña Clotilde (Milagros Leal) lo dejó para casarse con otro. Ahora ha quedado viuda, con un buen pasar, pero la tozudez y el mal carácter de Tomás le impiden dar el paso que todos se barruntan.
Para acabar con el agnosticismo de Tomás, afirma el narrador, haría falta un milagro. Y el milagro se llama Ramón (Lolo García), un crío de un pueblo cercano al que sus tíos maltratan y que ha escapado de su casa refugiándose en la iglesia. A pesar de todas las pegas que pone Tomás, don José lo convence para que se lo lleve a vivir con él y enseguida se ve que el agrio carácter del sacristán no es más que una costra, que se resquebraja con sólo rascarle con la uña de la ternura. Por el camino, secuencias de un "dramatismo" exaltado como la del campanario durante la tormenta, que Elorrieta y Miguel F. Mila, el director de fotografía, resuelven a base de sombras densas y encuadres oblicuos.
Película religiosa, al gusto de la época -o de lo que los productores de la época pensaban que satisfaría a la administración- que cuenta en su haber con los exteriores rodados en la ciudad de Cuenca y en el debe el insufrible lloriqueo continuo del actor infantil Lolo García.