Hipnosis / Ipnosi / Nur tote Zeugen schweigen (1962)

Hipnosis / Ipnosi / Nur tote Zeugen schweigen (Eugenio Martín, 1962)

No hay película de ventrilocuos en la que en un determinado momento el muñeco, que debería ser objeto inanimado en manos de su dueño, no decida hacer gala de su autonomía. Si se trata de una comedia, de palabra; si estamos en una película de intriga o terror, como Hipnosis, de obra.

La cinta arranca con el éxito estruendoso del número de hipnotismo de Georg Kramer (Massimo Serato) y Marta (Eleonora Rossi Drago). Al empleado de una floristería (Götz George) se le ofrece la ocasión de hurtar el dinero de la recaudación, pero cuando el ventrílocuo le descubre lo noquea. Es la oportunidad que estaba esperando Erik (Jean Sorel), el asistente técnico de la pareja, enamorado en silencio de Martaa y siempre en segundo plano. Cuando descubre a su rival inconsciente, lo asesina de modo brutal con un bastón en el que el florista ha dejado sus huellas. La policía sigue al sospechoso hasta la casa de su hermana (Mara Cruz). Chris escapa por la ventana, pero decide volver atrás cuando el inspector Kaufmann (Heinz Drache) pierde pie en la cornisa y está a punto de caer al vacío. Claro, que una vez a salvo le deja fuera de circulación y huye. Al cerrar la investigación en el teatro se dan cuenta de que Grog, el muñeco, ha desaparecido. Según la inquietante Katharina (Margot Trooger), él es el único testigo del asesinato y quien puede revelar la verdad.

La ambientación teatral de Hipnosis y el carácter ilusorio del espectáculo de hipnotismo se superponen en la creación de un clima fantástico, que en realidad no es más que puro artificio, como corresponde a la creación de efectos espaciales de sonido e iluminación en los que trabaja Erik. La puesta en escena del sofisticado plan para desenmascararlo y la declaración inicial de Katharina inducen al espectador a compartir con el protagonista su viaje hacia la locura, cuando en el fondo el asunto no es más que un enrevesado artefacto de suspense.