El hombre que se quiso matar (1942)

El hombre que se quiso matar (Rafael Gil, 1942)

El hombre que se quiso matar (Rafael Gil, 1970)

El hombre que se quiso matar y Huella de luz conforman un bloque continuo que materializa en España una larga tradición de comedia americana, enriquecida por un realismo crítico que llega hasta los límites permitidos en la primera posguerra. Ambas muestran ecos más que evidentes del cine de King Vidor, uno de los realizadores más admirados por Gil, que las clasifica como películas de “ternura levemente satírica” . El enchufismo, la escasez, la explotación de las clases dominantes o la imposibilidad del ascenso social son expuestos por un personaje como el Federico Solá en El hombre que se quiso matar, que al decidir su muerte se convierte en una persona sin ningún tipo de atadura social y, por lo tanto, peligroso para la encorsetada sociedad del pequeño pueblo de provincias que espera ansiosamente su muerte.

El primer montaje fue totalmente prohibido por la Censura, por lo que Rafael Gil y Luis Lucia, hombre de confianza en Cifesa, tuvieron que reelaborarla para obtener el visto bueno.

Gil volvió a realizar el mismo tema en 1970, en una puesta al día con un Tony Leblanc convertido en Walter Mitty carpetovetónico, con un guión de Salvia alejado de la amargura -siempre cómica- que destilaba la primera.