índice del sitio
Inicio | Películas contadas | Perfiles | Canon | Blog | Sobre DQVlapeli | Contacto | Política de la comunidad | Aviso legal© 2024 Dequevalapeli.com
Miguel Velasco deja el seminario para salvar a su hermano Javier, que trabaja como sicario a caballo entre Barcelona y Francia para una organización criminal al mando de un tal Bernstein.
GÉNERO: Policiaco
El precio de un asesino (Miguel Lluch, 1963)
No es que El precio de un asesino llegara a las pantallas tardía y malamente -que sí- es que había nacido tarde.
Esta producción de Iquino se estrena en el verano de 1965 en programa doble, pero había sido realizada dos años antes, casi contemporáneamente a Crimen (Miguell Lluch, 1963) con la que comparte equipo técnico y cuarteto protagonista: Víctor Valverde, Julián Mateos, Margarita Lozano y Fernando Sancho.
En este ocasión el guión viene firmado por el propio Iquino y por el falangista Federico de Urrutia, incorporado tardíamente a la factoría IFI. De ahí que nos encontremos con una de aquellas historias que hacían furor quince años antes: dos hermanos enfrentados no sólo por la ley de los hombres, sino por la de dios. Javier (Valverde) es el brazo ejecutor de un grupo terrorista que tiene su cuartel en Francia pero opera en Barcelona. Miguel (Mateos) es un seminarista que cree que hay que predicar con el ejemplo y que ante la petición de ayuda de Beatriz (Lozano), la amante de su hermano, deja de lado los hábitos para hundirse en el infierno de crimen a fin de convencer a Javier de que aún es posible el arrepentimiento.
Claro, que a la altura de 1963 el anticomunismo de este tipo de fábulas quedaba un poco trasnochado y Urrutia e Iquino hacen que la organización criminal no sea un grupo terrorista del otro lado del Telón de Acero, según era costumbre, sino un comando que opera en la guerra franco-argelina.
Un poquito de acción, otro tanto de misoginia, un chorrito de tópicos, cuarto y mitad de ra-ta-tá de ametralladora, un pellizquín de trascendencia y tres o cuatro localizaciones menos eficaces que en otras películas del ciclo criminal barcelonés, forman un cóctel de muy baja graduación que no redime el esforzado trabajo de planificación orquestado por Lluch, el titulado de la Escuela de Cine Víctor Monreal como responsable de la iluminación, el cámara Juan Gelpi y el veterano Ramón Quadreny a la moviola.