Con la vida hicieron fuego (1957)

Por Dqvlapeli Blog - De qué va ... - 04/06/2019

Con la vida hicieron fuego (Ana Mariscal, 1957)

Como no hemos leído la novela de José Evaristo Casariego en la que se basa la película de Ana Mariscal poco podemos decir sobra la labor de adaptación realizada por el propio guionista, el carlista asturano Jesús Evaristo Casariego. Lo que sí es seguro es que dramáticamente no funciona lo que de apólogo moral sobre la reconciliación postula el libreto.

La película narra el regreso de Quico (Jorge Rigaud) a su pueblo natal después de haber sido un héroe de guerra en la marina española durante la Guerra Civil y de haber ganado una fortuna en Latinoamérica. Su nostalgia del tiempo pasado se articula en torno a dos mujeres. La primera es Beatriz, su novia, fusilada en 1936 por espionaje a favor de las tropas sublevadas. La otra es Armandina (Ana Mariscal), viuda que lleva veinte años llorando la memoria de su marido, también fusilado el Málaga, pero por su labor política a las órdenes del gobierno de la República. Estas dos ausencias, dos heridas profundas provocadas por los los dos bandos, casi diríamos que de un modo "equitativo", conforman el primer flashback. Los ausentes nunca aparecen en pantalla. Su mera presencia queda elidida.

El segundo flashback tiene lugar a modo de relato épico. Quico le cuenta a la joven Isabelita (Malila Sandoval) las circunstancias en las que murió su padre en los primeros días de la sublevación. Marianín (Raúl Cancio) le pide ayuda a su amigo Quico para ir a rescatar a su padre (José María Lado) y a otros habitantes del pueblo favorables al golpe militar. Quico se encarga de salvarlos y de dirigir la operación que pretende llevarse de la iglesia del pueblo la imagen del Cristo crucificado antes de que sea mancillada por los milicianos carentes de dios. Es en esta larga acción autónoma en la que muere Marianín.

Además de Marianín y del marido de Armandina, Quico también mantiene una vieja amistad con Fernando (Roberto Rey), descreído ya de todo y que le anima a casarse con Isabelita. Pero ésta, según nos enteraremos cuando ya es demasiado tarde, está ennoviada en secreto con Falín (Ángel Aranda), el hijo de Armandina y de su amigo. Quico se verá en el brete de tener que pedir a la mujer la que podría haber compartido los últimos días de su vida, que acceda al matrimonio de su hijo con la muchacha que le ha hecho olvidar su verdadera edad. El enlace de ambos se plantea como la superación de viejos enconconos por parte de las nuevas generaciones, en tanto que quienes sufrieron las heridas de la guerra en primera persona están condenados a vivir en la permanente melancolía del tiempo ido y el amor irrealizable.