El gallo de oro (1964)

Por Dqvlapeli Blog - De qué va ... - 07/12/2013

El gallo de oro (Roberto Gavaldón, 1964)

Pocas películas podrán presumir de partir de un guión en el que han colaborado tres escritores de la talla de Juan Rulfo, Carlos Fuentes y Gabriel Gracía Márquez. Roberto Gavaldón contó con ellos para elaborar el libreto de El gallo de oro, reciente aún el Oscar a la mejor película de habla no inglesa por Macario en 1961. El actor Ignacio López Tarso y el director de fotografía Gabriel Figueroa completan de nuevo el equipo del éxito seguro. Porque de esto es de lo que va la película: del éxito y del fracaso, de la ascensión de un humilde pregonero (López Tarso) en los palenques de peleas de gallos, gracias a un ejemplar medio moribundo al que ha curado y cuidado con devoción. Claro, que los cuidados no bastan para convertirlo en un campeón. Hace falta que antes de cada pelea, una cantante conocida como "La Caponera" (Lucha Villa) cante una canción. El supersticioso Dionisio piensa que sólo así puede ganar. "La Caponera" es una veleta, buscando siempre de dónde sopla el aire del dinero. Al arrancar la película es la amante de Lorenzo Benavides (Narciso Busquets), dueño y señor de los palenques. Éste se prenda del gallo de oro de Dionisio y no para hasta que consigue asociarse con el pregonero y enfrentarlo a su eterno rival, el terrateniente Esculapio Virgen (Carlos Jordán). Gallo, amante, fortuna... todo pasará de Benavides a Dionisio hasta el enfrentamiento final en el palenque, duelo trágico en el que por primera vez Gavaldón introduce música durante la pelea.

Sobre El gallo de oro pesa la necesidad de facturar una producción de prestigio. La fotografía en Eastmancolor de Gabriel Figueroa -de la que se sentía especialmente orgulloso- es lujosa, pero en la mayoría de los casos carece del dramatismo agrio que debería tener. Lucha Villa compensa sus carencias como actriz con su gran belleza y sus canciones vienen forzadas por el argumento, pero no dejan de ser paréntesis en los que la progresión dramática queda en suspenso. Los diálogos, a ratos, suenan execesivamente literarios... Nada de ello empece para que ésta sea una de las producciones más célebres del cine mexicano de los años sesenta, cuando ya los vientos empezaban a rolar y una nueva generación buscaba nuevas maneras de contar.Artuuro Ripstein realizó una nueva versión dela historia en la que por primera vez colaboraba Paz Alicia Garciadiego como guionista: El imperio de la fortuna (1985).