Juicio de faldas (1969)

Juicio de faldas (José Luis Sáenz de Heredia, 1969)

Cinco títulos de los protagonizados por Manolo Escobar en la segunda mitad de la década de los sesenta del pasado siglo suèraron los tres millones de espectadores y están incluidos entre las películas más vistas en España durante dicho decenio. A las comedias con canciones que dirige Ramón Torrado en un primer momento le sigue el subciclo coprotagonizado por Concha Velasco y dirigido por Sáenz de Heredia en el que se escenifican una  y otra vez las tensiones creadas en una sociedad tradicional por la presencia de la mujer en el mundo profesional. En esta ocasión la variante estriba en que Marta (Velasco) es abogada y debe defender a Manolo (Escobar) de una acusación de violación por parte de Gracita (Morales), una chica de pueblo con pocas luces que cree que así cazará al apuesto camionero. La otra novedad es la ambientación en el ámbito de las chirigotas gafitanas.

Si en su primera mitad la cinta sigue la investigación de Marta con un tono de intriga policiaca, la segunda se volcará en laq escenificación de los poco tradicionales métodos que emplea la defensora durante el juicio, como solicitar del tribunal que su defendido declare por tanguillos de Cádiz para que no aparezca un tartamudeo delator o pedir a uno de los testigos (Antonio Ozores) que la bese para descubrir así al verdadero culpable. Parte de la eficacia cómica de la propuesta reside en la torsión de la protocolaria jerga legal, pero el tratamiento que se da a los hechos que constituyen el motor del relato se nos antojan hoy en día de un machismo atroz que el convencional final feliz no hace sino remachar.

Saza interpreta al abogado de la parte contraria con su repertorio habitual y José Luis Coll a un testigo despistado porque su mujer está a punto de dar a luz.