índice del sitio
Inicio | Películas contadas | Perfiles | Canon | Blog | Sobre DQVlapeli | Contacto | Política de la comunidad | Aviso legal© 2025 Dequevalapeli.com
El conde Drácula viaja de Transilvania a Inglaterra y allí empieza a realizar visitas nocturnas a una joven a la que va inoculando poco a poco el estigma del vampirismo.
GÉNERO: Terror
Drácula (George Melford, 1931)
El Drácula de Melford es la versión hispana del Dracula de Browning. Se suele descartar de un plumazo esta versión debido a la endeblez de la interpretación del cubano-cordobés Carlos Vallarías, cuya creación del personaje se considera tan subsidiaria de la canónica de Bela Lugosi que casi arece una parodia. Sin embargo, hay otras cuestiones que debemos tomar en consideración a la hora de valorar este Drácula hispano. No es la menor que, en el momento de su estreno, pocos espectadores españoles o latinoamericanos tuvieron acceso a la película de Browning. Para ellos, solo existía este Drácula con tilde como hito fundacional del cine de terror. Luego, durante años, la versión de Melford permaneció en el olvido hasta que Universal la rescató con rango de rareza en 1977 y consiguió restaurarla con la colaboración de la Cinemateca de Cuba en 1992. Desde entonces se ha ido tejiendo un mito en torno a la sexualidad descarada del personaje encarnado por Lupita Tovar frente a la mecánica interpretación de Helen Chandler. La mistificación alcanza a otros lugares comunes sobre el rodaje nocturno de las huestes de Melford en tanto que el otro equipo rodaba de día o a la considerable mayor duración -más de media hora- de la copia en español.
La sexualidad descarada de la morena Eva Seward (Tovar) se traduce no sólo en las transparencias de su camisón y los escotes de sus batas, sino en el modo en que se cuerpo se arquea y se estremece ante la evocación de sus sueños con el vampiro –relatados como pesadillas pero interpretados como fantasías eróticas-. Nada que ver con el comedimiento y la frigidez de Mina Seward (Chandler). Lo único que echamos en falta en la versión hispana es la delicada poesía de la posesión vampírica de la florista poe parte del conde antes de entrar en el teatro para conocer al doctor Seward y a su hija. A cambio, la mirada de Villarías se fija glotona en el cuello de la chica del guardarropa en una escena que Browning filma de manera rutinaria.