La sombra de la ley (2018)

La sombra de la ley (Dani de la Torre, 2018)

Aníbal Uriarte (Luis Tosar), policía opiómano y veterano de la guerra de Marruecos, se incorpora en Barcelona a la Brigada de Investigación que dirige el inspector Rediú (Vicente Romero). Un grupo de acción anarquista ha robado un cargamento de armas de un tren y el gobernador civil teme que las utilicen. Pero los expeditivos métodos de los policías no ayudan precisamente a calmar los ánimos.

Sara (Michelle Jenner), hija de un líder anarquista (Paco Tous) y feminista militante, decide pasar a la acción después de que una amiga muera durante una protesta pacífica. Entretanto, un personaje conocido como El Barón (Manolo Solo), gerente de la sala de espectáculos Edén Concert, soborna a la policía, prostituye a menores, hace películas pornográficas y busca el modo de ascender en la sociedad barcelonesa de principios de la década de los veinte. Para ello, pone al serivicio de la alta burguesía a sus pistoleros, que intentan acabar con el padre de Sara para descabezar a los sindicalistas puros y que los faístas se hagan con el control de la situación; así tendrán la excusa para sacar el ejército a las calles. Sin embargo, Aníbal no es quien dice ser y Rediú perderá los nervios cuando descubra que no es policía.

El lujoso envoltorio formal no remite a la realidad de la Barcelona en vísperas del golpe de estado de Miguel Primo de Rivera, sino a The Untouchables (Los intocables, Brian De Palma, 1987), The Cotton Club (Cotton Club, Francis Ford Coppola, 1984) y Once Upon a Time in America (Érase una vez en América, Sergio Leone, 1984). En la fidelidad a estos modelos se basará probablemente el reconocimiento del espectador. Pedir rigor histórico o coherencia ideológica a la ensalada está fuera de lugar. La sombra de la ley es una película de acción en la que Tosar se muestra como un duro convincente -también en las escenas de acción- y Ernesto Alterio y Manolo Solo como malos malísimos tan eficaces como pasados de rosca están sus personajes.