índice del sitio
Inicio | Películas contadas | Perfiles | Canon | Blog | Sobre DQVlapeli | Contacto | Política de la comunidad | Aviso legal© 2023 Dequevalapeli.com
Un sacerdote recién llegado a la España de 1936 desde Roma, debe enfrentarse al horror de la Guerra Civil.
GÉNERO: Bélico,Guerra Civil Española,Religión
El frente infinito (Pedro Lazaga, 1956)
El padre Herrera (Adolfo Marsillach) llega al frente sin haber ejercido nunca antes el ministerio. Vuelve de Roma y se encuentra con que su quinta ha sido movilizada y que, tras una instrucción militar mínima, debe ejercer entre curtidos combatientes a los que sus prédicas sobre la oración y su consuelo espiritual importa bien poco.
Herrera no bebe, no juega, de mujeres ni hablar y, para colmo, siente un miedo cerval a los bombardeos. Por suerte, le han puesto de asistente a un muchacho espabilado, apellidado Molina (Jesús Colomer), con el que curita aprenderá tres o cuatro marrullerías con los naipes y se iniciará en la bebida. Desdibujados el resto de los personajes -el comandante Espinosa (José Sancho Sterling), el teniente Martín (José Marco), el capitán Ibáñez (Ramón Durán), médico de la unidad-, queda como antagonista principal el capitán Estrada (Gerard Tichy), ex-legionario, donjuán descreído, dispuesto a arrebatar la inocencia a una enfermera (Josefina Güell) con tal de ganar una apuesta.
Poco a poco, el páter conseguirá ganarse el respeto de todos. Primero, cuando no interrumpe una misa de campaña bajo el intenso bombardeo enemigo. Luego, por su comportamiento heroico en el frente, cuando acompaña a los hombres en una difícil misión para proporcionarles el último consuelo.
El frente infinito es una película anómala dentro del ciclo religioso que constituye uno de los principales filones del cine español de principios de la década de los cincuenta. Como Cerca del cielo (1951), mezcla al elemento clerical en los avatares de la Guerra Civil. Sin embargo, en lo que luego supondrá una de las características del cine bélico de Lazaga, se centra en los aspectos más cotidianos de la vida de los combatientes, incidiendo en aspectos como las relaciones sexuales y otras necesidades fisiológicas en una visión muy poco épica de la guerra. Incluso, el miedo del protagonista es algo patente, físico, por mucha redención que haya al final. Esta vertiente casi escatológica y algunas torpezas narrativas -la voz en off que intenta describir los sentimientos del personaje durante el arranque...- condenaron a la película a una pobre calificación oficial y a un estreno tardío, puesto que en Madrid no se estrenó hasta tres años después de su realización.