La puerta abierta / L' ultima notte d'amore (1957)

La puerta abierta / L' ultima notte d'amore (César Fernández Ardavín, 1957)

Los condes de Caroli se han trasladado con su hija Marietta (Nadia Marlowa) desde Buenos Aires a Madrid. El bailarín Alomar (Arturo de Córdova) los ha seguido desde allí y se ha instalado en la misma casa, en el piso de arriba. Miguel (Amedeo Nazzari) sospecha de este traslado, porque en Argentina se produjeron ciertas habladurías sobre una posible relación entre él y la condesa (Marta Toren). Alomar tiene una fama de mujeriego terrible y los condes viven intranquilos. Marietta se escapa de casa en compañía de Pedro (Carlos Larrañaga) para ir a ver el ballet, donde Alomar invita a una de las chicas del cuerpo de baile a su casa, donde la puerta está "siempre abierta". Cuando el bailarín aparece muerto en su casa, las sospechas del comisario de policía (Carlos Casaravilla) recaen en los condes.

Rodada en Ferraniacolor como coproducción entre Hesperia Films y su propia filial italiana Mercufilms, La puerta abierta es una de las películas de los años cincuenta en las que el ballet tiene un papel determinante. The Red Shoes (Las zapatillas rojas, Michael Powell y Emeric Pressburger, 1948) había puesto el listón altísimo para el género, pero en España -donde el propio Michael Powell rodó con Antonio Honeymoon / Luna de miel (1959) -, el filón parecía idóneo para ofrecer a públicos foráneos una imagen cultural legítima que no fuera la del musical con folklórica. Surgen así El amor brujo (Antonio Román, 1949), Niebla y sol (José María Forqué, 1951) o Todo es posible en Granada (José Luis Sáenz de Heredia, 1953). César Ardavín, cuya anterior película ya había sido una intriga policiaca, aprovecha el ballet y la música de Joaquín Turina para establecer un marco  adecuado para el suspense y para exteriorizar –y en esto coincide con otros títulos de los mencionados- las fantasías de los personajes femeninos que terminan aflorando en forma de pesadillas.