Hay que matar a B (1973)

Hay que matar a B (José Luis Borau, 1973)

Tercera película de Borau y la primera que dirige para su propia productora, El Imán, con la que ya había financiado Un, dos, tres... al escondite inglés, de Zulueta, y Mi querida señorita, de Armiñán. Fue una coproducción con Suiza y se rodó en inglés, aunque, como era preceptivo, en España sólo se exhibió la versión doblada. Es la primera película de Borau después de diez años dedicado a la publicidad y la televisión. La frustrante doble experiencia de Brandy (1963) y Crimen de doble filo (1965) le decidió a producir él mismo, así que esta es la primera cinta en la que se supone que tenía un control completo.

Se trata de un thriller político ambientado en una república latinoamericana que podría ser la misma que la de El perro (Antonio Isasi-Isasmendi, 1976). El protagonista es un expatriado individualista que ejerce de esquirol cuando sus compañeros están en huelga y que, por eso mismo, será presa fácil para los servicios secretos... sobre todo si utilizan un cebo como Stephane Audran.

La primera secuencia es magistral. En el resto del desarrollo hay alguna cosa que chirría un poco, como la ambientación, conseguida, pero desconcertante para alguien que conozca el Madrid de aquellos años. Por ejemplo, una de las cafeterías que salen es la misma de Los pájaros de Baden-Baden (Mario Camus, 1975)y también salía en ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? (Fernando Colomo, 1978); la sede del sindicato es la Facultad de Biológicas... En el otro platillo de la balanza: unas interpretaciones sólidas, la factura internacional del producto y un excelente trabajo de planificación y montaje.