Obsesión (1947)

Obsesión (Arturo Ruiz-Castillo, 1947)

Víctor (Alfredo Mayo) llega a Guinea para dirigir la construcción de una presa. Por instigación de Jorge (Raúl Cancio) empieza a cartearse con una chica de un internado a la que sólo conoce por foto, Mary (Mary Paz Molinero). Pero cuando Mary llega a la colonia, recién casada por poderes, se da cuenta de que Víctor está enamorado de su compañera Lidia (Alicia Romay), cuya fotografía le remitió una compañera por travesura.

A partir de ahí la dureza de las condiciones del trabajo y la obsesión creciente por la otra mujer, empiezan a minar la salud de Víctor. Mary lo lleva a Madrid y allí le presenta a Lidia, que escapó del internado y ahora es cantante en una sala de fiestas. Víctor comprende que, efectivamente, se equivocó al casarse con Mary y que ama a Lidia. Aún así, regresan juntos a Guinea, donde explotará la tragedia.

Obsesión es un drama psicológico de ambiente colonial en la línea de los entonces popularísimos relatos de William Somerset Maugham, sólo que trocando el Océano Índico por el Golfo de Guiinea. No obstante, la película se rueda en estudio con una localización en exteriores que se repite hasta la saciedad. Las imágenes documentales insertas en la película proceden de los documentales rodados por Manuel Hernández Sanjuán para Hermic Films por encargo de la dirección general de Marruecos y Colonias.

Lo más sorprendente de Obsesión es su atrevimiento en el tratamiento del adulterio, algo que si existía en el cine español de aquellos años era siempre fuera de campo.