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Para recuperar el collar de su ex-novia del poder de un prestamista Carlos se ve envuelto en una intriga que implica un asesinato.
GÉNERO: Intriga
Autopsia de un criminal (Ricardo Blasco, 1961)
Ricardo Blasco, valenciano, adscrito en sus inicios a la disciplina de Cifesa, aborda con solvencia diversos géneros populares en los años sesenta. Las dos películas dirigidas por él adscribibles al policíaco en sentido amplio son Armas contra la ley (1961) y Autopsia de un criminal (1961).
Ésta se abre con un magnífico genérico -una vez más aires jazzeros firmados en esta ocasión por José Pagán y Ramírez Ángel- en el que se cuenta con gran economía la relación sentimental de dos jugadores Carlos (Paco Rabal) y Nelsy (Danielle Godet) y su progresivo entrampamiento con un usurero (Félix Dafauce). Cuando Carlos intenta recuperar un collar dejado en prenda se encuentra encerrado en un piso con dos cadáveres. ¿Logrará escapar de la trampa que le han tendido?
Es en los sucesivos giros de este único argumento y en el respeto a las unidades de lugar y tiempo donde Autopsia de un criminal juega sus mejores bazas. Toda la película descansa sobre los hombros de Rabal. La incrustación de un flashback expositivo y de un número musical, con la excusa de una llamada a la cantante para que despiste al portero de noche, son borrones de guión y producción que ensucian la narración en lugar de potenciarla.
El desvelamiento del culpable, a fuerza de sorprendente, peca de pueril, cosa por otra parte bastante habitual en los whodunit. Con ocasión de su estreno los recensionistas alabaron unánimemente la limpieza de la fotografía de Antonio Macasoli, aunque hoy se antoja demasiado tersa para un asunto tan turbio. A pesar de la consabida nota sobre el carácter puramente imaginativo del argumento, sin conexión con
personas ni hechos resales, no deja de ser un trasunto dulcificado de la historia de José María Jarabo, que Juan Antonio Bardem ilustró con toda propiedad para la serie La huella del crimen.