Mayores con reparos (1966)

Mayores con reparos (Fernando Fernán-Gómez, 1966)

Tras los encontronazos con la administración y las dificultades de estrenas El mundo sigue y El extraño viaje, Fernán-Gómez pega un viraje como director cinematográfico y adapta sin solución de continuidad tres comedias que han conocido el éxito en los escenarios escritas por Alfonso Paso, Miguel Mihura y Juanjo Alonso Millán. Esta última, además, había sido llevada a las tablas por la pareja formada por Fernán-Gómez y Analía Gadé, que repiten ante la cámara lo ya probado ante el público.

Alonso Millán se planteó la comedia como tres entremeses funcionales, construidos a partir de una situación común: la de un hombre que acompaña a un apartamento a una mujer a la que ha conocido en un cabaret. Los hombres son: Fernando, un tipo con gafas que se las da de conquistador y quiere echar una canita al aire; Miguel, un vendedor de electrodomésticos de provincias que aprovecha los viajes a la capital para correrse una juerga; y Manolo, hijo de papá y tremendo mujeriego, que no aguanta la bebida. Les dan la réplica: Pepi, dispuesta a sacarle hasta la última peseta al primero a base de historias sentimentales sin tener que pasar por la cama; Patricia, la cantante argentina del local, a la que su marido acaba de abandonar -o eso cree ella-; y Estrella, una chamberilera amante de la juerga a la que no hay quein le siga el ritmo.

El sketch central cuenta además con un papel de lucimiento para Manuel Alexandre: el del marido celoso. Poco más necesita Fernán-Gómez para montar esta comedia de (malas) costumbres, con situaciones moralizantes y diálogos que transitan del codornicismo al astracán sin demasiadas complicaciones. Pedro Iturrale, en formato quinteto, acompaña a Tito Mora en las canciones que dan continuidad a los episodios, y Fernán-Gómez no renuncia a los "apartes" con el espectador, uno de los recursos que mejor ha explotado a lo largo de su carrera como guionista y director, sobre todo, cuando de comedias se trata.