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Las continuas infidelidades del marido hacen peligrar la estabilidad de un matrimonio de la buena sociedad.
GÉNERO: Comedia,Drama
Rosas de otoño (Juan de Orduña, 1943)
Tras su paso por Hollywood en la etapa de las versiones multilingües y alguna intervención estelar en el cine republicano, María Fernanda Ladrón de Guevara regresa de manera puntual a la pantalla en 1943 de la mano de Juan de Orduña. El vehículo para esta incursión cinematográfica es una alta comedia que el dramaturgo Jacinto Benavente había estrenado en 1905.
La acción de la película arranca en la ópera, en cuyo vestíbulo Isabel (Ladrón de Guevara) y Gonzalo (Mariano Asquerino) se encuentran con María Antonia (Marta Santaolalla), hija del anterior matrimonio de él, y su marido Pepe (Luis Prendes). Los dos hombres son mujeriegos impenitentes. El contrapunto femenino es Laurita (Julia Lajos), una dama entrada en años y en carnes, que se hace acompañar por el apuesto escritor Federico Reinosa (José María Seoane). La cuarta pareja que interviene en el enredo son Adolfo y Josefina Varona (Fernando Fernán-Gómez y Luchy Soto), un matrimonio francés. Tanto Gonzalo como Pepe han puesto sus ojos en Josefina, mientras Federico no deja de buscar a María Antonia. El día en que Isabel y María Antonia habían quedado con sus maridos para ir al hipódromo, ambos reciben cartas del ministerio convocándolos a una reunión con el subsecretario. Claro, que el subsecretario ha impregnado sus papeles con membrete con un rastro de perfume francés.
La acción se supedita al diálogo, ateniéndose al canon escénico, apenas dismulado por la diversificación de los decorados en que se van sucediendo las acciones en paralelo. La introducción de una subtrama policiaca protagonizada por el matrimonio francés sirve para mantener la intriga durante el segundo acto, que tampoco resulta demasiado largo porque la película apenas sobrepasa la hora de duración. Por lo demás, esta comedia benaventina con moraleja sobre la resignación de la mujer católica —acaso ausente de la obra teatral y subrayado en la cinta para satisfacer a la censura- y la rendición por encanecimiento de los maridos mujeriegos, es la película de Orduña más próxima al cine de teléfonos blancos al modo italiano. Ambientes sofisticados, diálogos incisivos y un sentimentalismo un tanto dulzón son sus principales ingredientes. Desde el punto de vista estrictamente cinematográfico se trata de una faena aseada -y ecónomicamente modesta- sin mayor brillo, pero el estilo de Orduña, tanto en la comedia como en el melodrama, parece estar reñido con la contención.