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Durante la Guerra Civil el obispo del Teruel es fusilado.
GÉNERO: Biografía,Guerra Civil Española,Religión
Cerca del cielo (Domingo Viladomat y Mariano Pombo Angulo, 1951)
"Con diez años de antelación, fray Anselmo Polanco fue el primero de los mártires que hoy persigue el comunismo. Su nombre, unido al de los doce obispos españoles inmolados, fue el precursor de monseñor Stepinac y el cardenal Mindszenty, cuya tragedia conmueve hoy al mundo civilizado"... La voz que dirige el relato en los primeros momentos nos indica la lectura de esta película sobre la Guerra Civil que sirve de transición del cine "de Cruzada" al "de estampita", o sea, de la versión épico-militar del conflicto fratricida a su lectura en clave anticomunista.
Anselmo Polanco (el padre Venancio Marcos) es nombrado obispo de Teruel en octubre de 1938. La pobreza de la zona y las condiciones en las que se trabaja en las minas suponen un buen caldo de cultivo para los agitadores. Algunos de ellos se disfrazan de curas para disparar contra los estudiantes y provocar así el asalto a las iglesias. Enrique (José María Seoane) ha sido el responsable de la quema de la iglesia, a instancias del comisario del Partido Comunista (Gerard Tichy). Su compañero Carlos (Gustavo Rojo) se lo reprocha. Está enamorado y marcha a Teruel para casarse con su novia (Patricia Morán). Durante los primeros días de la revolución, Carlos es fusilado, aunque sobrevive para incorporarse a las fuerzas sublevadas, en tanto que Cristina, a la que cree muerta, es protegida por Enrique.
A partir de aquí, las tres historias progresan en paralelo, acumulando sin demasiado sentido dramático las zafiedades e iniquidades cometidas por los republicanos y los actos piadosos por parte de la iglesia católica que confiere la categoría de Cruzada contra el comunismo a la sublevación militar. Todos ellos confluyen en los combates de la defensa de Teruel. El obispo se encierra en el seminario con los seminaristas. Entramos así en una de las metáforas más habituales del género bélico español, el del heroísmo de los asediados, mito germinal de L'assedio dell'Alcazar (Sin novedad en el Alcázar, Augusto Genina, 1940) o El santuario no se rinde (Arturo Ruiz-Castillo, 1949). La otra metáfora, menos evidente, es la de una España (Cristina) deseada por los comunistas (Enrique) que termina en brazos de los militares sublevados (Carlos) gracias al martirio que la jerarquía católica (Polanco) asume en aras de la patria.