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Tras un permiso en casa, un batallón del ejército rebelde debe tomar una posición en Cerro Quemado.
GÉNERO: Bélico,Guerra Civil Española
La fiel infantería (Pedro Lazaga, 1959)
Sobre un argumento de Rafael García Serrano compone Pedro Lazaga este tríptico sobre la Guerra Civil. Tríptico porque los trea actos canónicos se presentan nítidamente separados. El segundo, en el que se narran las historias sentimentales de un grupo de combatientes en la retaguardia, es el que tiene mayor entidad narrativa y a él le corresponde el grueso del metraje. En cambio, el primero y el tercero tienen lugar en el campo de batalla y es en ellos donde más brillan las virtudes de Lazaga como narrador.
La cinta arranca con brillantez. Los militares realizan un meticuloso asalto a una posición… para robar unas gallinas. Instantes después, el lugar será bombardeado por un enemigo invisible. Uno de ellos muere, otorgando un contrapunto dramático a la comicidad inicial de la escena. No obstante, la situación, las barbas de varios días y los ajados uniformes muestran una situación muy alejada del cromo heroico que hasta ese momento habían presentado las películas del ciclo dedicado a “la Cruzada”. Las localizaciones desérticas, la paleta apagada que maneja Manuel Berenguer y la tendencia de García Serrano a utilizar un lenguaje más crudo de lo habitual son otros tantos componentes que sitúan a La fiel infantería en un lugar periférico y privilegiado de la filmografía sobre la Guerra Civil. El falangismo de primera hora del escritor, otorga marchamo de autenticidad a la operación de cara a la siempre vigilante Censura.
La transición al segundo acto tiene lugar mediante las cartas que las mujeres –esposas, madres, novias, hermanas…- envían a los combatientes. Luego, las escenas de éstas en la retaguardia: preparando con ilusión el baile, esperando al novio con el que deberían de haberse casado en julio de 1936. Éste es el caso de Elisa (Analía Gadé), quien espera impaciente al comandante Félix Goñi (Arturo Fernández). José (Enrique Ávila) liga con Lucía (Paloma Valdés), la doncella de la casa. Y Poli (Tony Leblanc) tira contra todo lo que lleve faldas. Sin embargo, Paloma (Mabel Karr), la taquillera del cine Fémina, terminará por error en brazos del tímido Silvestre (Jesús Puente). Julia (Laura Valenzuela), la hermana de Miguel (Julio Riscal), conoce a Andrés (Ismael Merlo), catedrático de Historia en la vida civil. Miguel tiene que aprovechar el permiso para examinarse de Historia con el padre de Nicky (María Mahor), un auténtico hueso.
Las escenas cómicas alternan así con las melodramáticas. La partida inesperada para el frente, propicia la separación de las dos parejas principales. Julia corre hasta la estación como una heroína romántica cualquiera y Félix se seprara de Elisa en el reflejo de un espejo, igual que la vimos a ella la primera vez, ante su traje de bodas. El matrimonio no ha sido más que una ilusión efímera. Lazaga no olvida su pasado formalista y aborda la escena de la boda de Elisa y Félix desde una estilización enfática, que pretende sacar el máximo partido del formato anamórfico del mismo modo que lo hace para otorgar espectacularidad a las acciones bélicas.
El clímax tendrá lugar durante el asalto a Cerro Quemado, donde el combate se plantea en términos estrictamente militares, no ideológicos. Este vaciamiento corre paralelo a la deslocalización geográfica, con la imaginaria cidad de Atarbe como metonimia de una España fija en el tiempo, inmovilizada en una serie de tradiciones en las que la guerra es sólo un accidente. Todo ello propicia la cartela conciliatoria que cierra la cinta, aunque, desde el punto de vista de los vencidos, sólo podía ser tomada como una afrenta más.