Cela s'appelle l'aurore (1956)

Cela s’appelle l’aurore (Así es la aurora, Luis Buñuel, 1956)

Es ésta una entrada anómala en la filmografía de Buñuel. En primer lugar porque el tema social de corte neorrealista –siniestralidad laboral, abusos de los poderosos, falta de alojamiento…- se sitúa en primer término. En segundo, porque las parejas se besan en la boca, algo que no suele ocurrir nunca en las películas del calandino.

La acción tiene lugar en Córcega entre inmigrantes italianos. En esta pequeña comunidad sumida en la pobreza y dominada por el todopoderoso industrial Gorzone (Jean-Jacques Delo) ejerce su profesión de médico el doctor Valerio (Georges Marchal). Su mujer (Nelly Borgeaud) no soporta este ambiente y regresa a Niza, junto a sus padres. El médico conoce entonces a Clara,  una joven viuda que acaba de llegar al pueblo (Lucía Bosé). Viven a escondidas su amor adúltero. Mientras tanto Sandro (Gianni Esposito) es despedido por Gorzone. Su mujer está enferma y, por atenderla, ha descuidado su labor como guardés. El doctor intercede por ellos pero el destino ya ha jugado sus cartas. Durante el traslado muere la mujer. Sandro, transido de dolor, acude a la mansión de Gorzone. Entretanto, la mujer del doctor anuncia su regreso. Los dilemas de conciencia se le acumulan.

Decíamos al principio que en algunos puntos era una obra extraña al universo de Buñuel y en cambio es típicamente suya en cuanto al retrato de una pasión más allá de las convenciones burguesas. El doctor Valerio les dará la espalda y se negará a aceptar no sólo las leyes, sino la mano que le tiende su amigo el comisario (Julien Bertheau).