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Javier descuida sus estudios y su preparación deportiva para salir por la noche con una actriz de revista llamada Bibiana.
GÉNERO: Intriga,Drama
Hombre acosado (Pedro Lazaga, 1951)
Javier (Mario Berriatúa) está descuidando sus exámenes y su entrenamiento deportivo para salir por las noches con Bibiana (María Asquerino). Pero ella es la amante de Fussot (Alfredo Mayo), un hombre dedicado a negocios turbios que asesina a un evadido del Telón de Acero (Gerard Tichy) para robarle. Javier ha visto a Bibiana montar en el coche de Fussot y, movido por los celos, la sigue. Cuando Bibiana se da cuenta de que Fussot la ha utilizado como cebo para embaucar a sus víctimas, es demasiado tarde.
En su tercera incursión en solitario tras la cámara -sus dos películas anteriores fueron codirigidas con José María Forqué- Lazaga apuesta sin ambages por el “noir”: asesinatos, mujeres fatales, ambientes turbios, fotografía de fuertes claroscuros... Nada falta en la cinta para adscrirbirla al género, algo bastante infrecuente debido a las peculiares circunstancias históricas de España, cuya producción solía decantarse hacia el policial procedimental, más propicio a la aquiescencia de las instancias oficiales. Con el aliciente de que carece de la moralina que impide a otros títulos contemporáneos levantar el vuelo. Seguramente por todo ello, Hombre acosado recibió una pobre clasificación oficial que retrasó un año su estreno y supuso el cierre de su productora, Peninsular Films, que había simultaneado este rodaje con el de Séptima página (Ladislao Vajda, 1950), otra película próxima al “noir”.
Alfredo Mayo, doblado, va dejando atrás poco a poco su pasado heroico para interpretar al villano. Mario Berriatíua resulta un tanto inexpresivo desde el punto de vista dramático, pero, en cambio, dota a su personaje de una gran prestacia física y su buena forma luce en las escenas de acción y las persecuciones. En estas últimas demuestra Lazaga su bagaje cinéfilo y su buen hacer como narrador en imágenes. Además, con la colaboraciín del fotógrafo Alfonso Nueva, saca buen partido a los numerosos exteriores madileños donde se ambienta la acción.