Maribel y la extraña familia (1960) / Una mujer cualquiera (1949)

Maribel y la extraña familia (José María Forqué, 1960) / Una mujer cualquiera (Rafael Gil, 1949)

Miguel Mihura discurre la idea de su comedia Maribel y la extraña familia a partir de otro libreto anterior: Una mujer cualquiera, escrito para el lucimiento de una María Félix recién llegada a España con un contrato millonario con Cesáreo González.

Un tema como especial para la Censura: un hombre lleva a una prostituta a un chalet de Ciudad Lineal para que le sirva de testigo en un homicidio sólo aparentemente accidental relacionado con el tráfico de cocaína. Mihura quería titularlo “Una cualquiera” y el título no fue admitido.

Luego recicló su guión de 1949 en obra teatral en 1953. Se encontró con los mismos problemas: “Era la época en que la palabra ‘pierna’ no se podía pronunciar en un escenario, si esa pierna, naturalmente, era la de una mujer”.

Al principio de Una mujer cualquiera la prostituta le pregunta al hombre si en la casa hay alguien más y él contesta, con sorna, que sus tías. En Maribel y la extraña familia Mihura decide llevar esta ocurrencia adelante. ¿Qué pasaría si este hombre de verdad viviera con sus tías y llevase a la prostituta a su casa convencido de que es una chica moderna, de esas a las que no les importa ir solas a las cafeterías?

Buena parte del éxito se debió a la habilidad de Mihura para sortear las férreas indicaciones censoras. También, a unas situaciones siempre sorprendentes, con una hábil mixtura de intriga y humor, a unos personajes dibujados primorosamente dibujados y a unos diálogos descacharrantes, de los que José María Forqué saca el mejor partido en su adaptación para la pantalla.