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El puente de la paz (Rafael J. Salvia, 1958)
Las pequeñas localidades españolas de Morcuende -cultivo de remolacha- y Sanfelices -planta de refinado de azúcar-, separadas por el río Jaramillo, son nada menos que trasunto de un mundo en guerra, según aparece en las imágenes de archivo del conflicto en Suez que sirve de fondo a los títulos de crédito. Luego, una cartela anuncia que cualquier parecido entre la pelicula y la situación "internacional" -no vaya a pensar algún espectador despistado o censor malpensado que la querella entre los dos pueblos alude a una guerra fratricida que parece que no hubiera tenido lugar- es totalmente intencionada... "pero sin mala idea". O sea, la perfecta aplicación de la fórmula Masó-Salvia: un radar para captar cuanto tema de actualidad pueda atraer la atención del público y buenos sentimientos a raudales amparados en un costumbrismo de corte sainetesco.
Don Galo (Juan Calvo), el propietario de la fábrica de azúcar, decide hacer un puente entre los dos pueblos que explotará en exclusiva. Los terrenos ideales son los de Benito (Manolo Morán), un holgazán redomado que será el encargado de cobrar el peaje. Su hija Fátima (Elisa Montés), una muchacha criada en estado semisalvaje, está enamorada de Fernando (Ricardo Zamora, el hijo del portero de fútbol), el vástago de don Galo. Pero al mismo tiempo que Nasser decreta la nacionalización del Canal de Suez, después de los abusos de don Galo, Benito decide que el puente pasa por sus tierras y que, a partir de ese momento, sólo pasará por allí quien él diga. Juan, el cartero (José Luis Ozores), actúa como observador de lo que sucede en los dos pueblos y proporciona la moraleja final.
En todo este enredo, lo que no se ve por ninguna parte es el talento humorístico de Miguel Mihura, que firma el guión con Salvia y Masó,. Probablemente lo notorio de su intervención en Bienvenido, míster Marshall (Luis G. Berlanga, 1953) sirviera para legitimar la enésima alegoría de ruralismo costumbrista que el propio Salvia había practicado en ¡Aquí hay petróleo! (1956).