Agonizando en el crimen (1968)

Agonizando en el crimen (Enrique Eguiluz, 1968)

Mientras Jacqueline (Annie Sinigalia) se debate entre la vida y la muerte en el quirófano, Jean (Juan Logar), su novio y estudiante de cuarto de Medicina, evoca escenas de su pasado reciente en Saint-Germain-des-Prés y a orillas del Sena: una historia romántica como de fotonovela empalagosa y tal. La muerte de Jacqueline convierte a Jean en un auténtico psicópata asesino, en la mejor tradicion del filón, con la articularidad de que éste ha enterrado a su novia bajo un rosal, cree que sigue viva y primero degüella y luego corta las manos a los estudiantes de cirugía para que no puedan hacerle daño. Su modus operandi hace que la policía sospeche de alguno de los alumnos. Mientras tanto, algunos de sus antiguos compañeros -entre ellos Henri (José Rubio), recién casado con Susan (Yelena Samarina)- intentan que abandone su humor taciturno y se divierta un poco, lo que provoca aún más honda desesperación en el joven y, por ende, nuevas ansias criminales. Cuando su madre (Irene Gutiérrez Caba) descubra lo ocurrido, los acontecimientos se precipitaran.

Enrique Eguiluz dirige este "one man show" de Juan Logar -actor protagonista, guionista, compositor y productor- aunque la película ha pasado a la pequeña historia del fantaterror por contener una de las primeras apariciones en la pantalla del futuro Paul Naschy -acreditado como David Molba- que comparece también en los títulos de crédito como secretario de rodaje con su auténtico nombre -Jacinto Molina- y proporciona la localización principal: el chalet familiar de Lozoya donde rodaría muchas de sus películas como director.

Es probable que las altas dosis de gore –para un producto patrio rodado en color en 1966- aconsejaran la localización al otro lado de los Pirineos. Por lo demás, los crímenes resultan un tanto rutinarios y la acción solo cobra cierta altura durante la persecución final por el bosque durante la noche.