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El crimen de Pepe Conde (1946) contada por: Circo Méliès

Sobre la película

El crimen de Pepe Conde

ESPAÑA, 1946
IDIOMAS: Español | 98 min. | Blanco / Negro | 1,37:1 Normal

DIRECCIÓN: José López Rubio
PRODUCCIÓN: Cesáreo González-Suevia Films (España)
INTÉRPRETES: Miguel Ligero, Antoñita Colomé, Jesús Tordesillas, Arturo Marín, Luis García Ortega , María Cañete, Fernando Fresno, Casimiro Hurtado, Fernando Aguirre
GUIÓN: José López Rubio, Francisco Ramos de Castro
ARGUMENTO: inspirado en el personaje de Pepe Conde, de Pedro Muñoz Seca
FOTOGRAFÍA: Alfredo Fraile
MÚSICA: Manuel L. Quiroga

SINOPSIS:

El pobre Pepe Conde quiere fama y riqueza para acceder al corazón de Reyes, a la que también pretende Rafael Pinto, un jaque bravucón que tiene atemorizado al protagonista. El marqués de Hinojos, nuevo Mefistófeles, le propone a Pepe un pacto con el Diablo, que según don Gaspar está de plantón todas las noches a las doce en el Puente de Triana.

GÉNERO: Comedia,Fantástico



CONTADA POR:
Circo Méliès
Especialistas en cine circense y de variedades

Blog

El crimen de Pepe Conde (1946)

Por Circo Méliès - De qué va ... - 07/11/2013

El crimen de Pepe Conde (José López Rubio, 1946)

El crimen de Pepe Conde es la prueba fehaciente de que segundas partes pueden ser no sólo buenas, sino mejores que las primeras. Esta secuela retoma al personaje que había creado Miguel Ligero en la adaptación cinematográfica realizada en la inmediata posguerra de una comedia de Pedro Muñoz Seca. Se hizo cargo de ella José López Rubio, uno de nuestros directores más internacionales puesto que había pasado toda la década anterior trabajando fuera de España. Su aprendizaje tuvo lugar en la unidad de producciones hispanas de la Fox, en Hollywood. Finalizada, la guerra realiza una versión de La malquerida, de Benavente, cuya primera vuelta de manivela se debía haber dado el 19 de julio de 1936. Inmediatamente después rueda dos comedias al servicio de Miguel Ligero, Sucedió en Damasco (1942) y el primer Pepe Conde (1941), donde cobran vida este sevillano supersticioso y cobardica, al que el marqués de Hinojos (Jesús Tordesillas) hace objeto de toda clase de bromas pesadas.
blog El crimen de Pepe Conde
En la secuela, libre ya del yugo de la comedia original, López Rubio urde una historia de rara coherencia y ribetes fantásticos. Como el bueno de Pepe Conde está enamorado hasta las cachas de una muchachita trianera llamada Reyes (Antoñita Colomé), el marqués trama una broma monumental. Pone en manos del crédulo Pepe Conde un conjuro para invocar al diablo, que según el aristócrata se pasea todas las noches a las doce en punto por el Puente de Triana. Espoleado por la esperanza de conseguir a la mujer de sus sueños, Pepe Conde recita el conjuro y ante él se presenta el mismísimo Satanás (Arturo Marín), que obrará prodigios sin cuento para que el protagonista firme el protocolario contrato por el que ofrece su modesta alma, a cambio de dinero, mansión y haiga con los que deslumbrar a Reyes.

También participan en la broma los criados de la casa (Casimiro Hurtado y Fernando Aguirre) convenientemente caracterizados y el señorito canalla que ha hecho creer a Reyes que se casará con ella. El crimen al que se alude en el título es el que comete el protagonista cuando cree haber apuñalado a éste. Al final, como en cualquier tragedia grotesca, Pepe Conde hará valer su bonhomía frente a tanto canalla con ganas de guasearse de los que nada tienen, salvo su dignidad.

Resulta cuando menos sorprendente que la Censura española dejara pasar por alto las alusiones a las diferencias de escalafón entre almas de ricos y pobres, los chistes a costa de la iglesia católica y los mil aspectos fantásticos de la cinta. En todo caso, lo hace porque las “desorbitadas situaciones y escenas burdas” son sólo admisibles “en obsequio a la comicidad a base de sal gorda esparcida a todo lo largo de la producción”. A costa de otorgarle una exigua calificación oficial y limitar, por tanto, su distribución y su rendimiento, la farsa sale adelante.

López Rubio se encarga de suavizarlo todo con la inclusión en la trama del mago “Satán López”, maestro en trucos de barraca, hipnotismo, pirotecnia… y estafa, porque le sopla al marqués trece mil duros de la cuenta bancaria. Satán López lleva primero a Pepe Conde a su casa, un fonducho de tres reales, que el mago califica de “sucursal del infierno en Sevilla”. Aquí, despliega toda clase de trucos; de la momia viviente a la cabeza parlante, del fregolismo a la adivinación. Y aún no ha empezado la cosa porque cuando lo lleva a la mansión sometido a su poder hipnótico, los trucos devienen estrictamente cinematográficos, a base del mélièsiano paso de manivela, pirotecnia, iluminación y magia de gran espectáculo. El gran logro de López Rubio es conjugar el cine de atracciones con la tragedia grotesca sin que el ensamblaje chirríe.

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El crimen de Pepe Conde

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