La hora incógnita (1963)

Por Dqvlapeli Blog - De qué va ... - 07/05/2017

La hora incógnita (Mariano Ozores, 1963)

El fracaso de La hora incógnita puso fin a la aventura empresarial de la familia Ozores-Puchol, que había constituido en 1959 Cinematografía Hispánica para producir la película de debut de Mariano como director: Las dos y media y... veneno. La cosecha fueron seis títulos de los que este postrero es, probablemente, el menos previsible en la filmografía de Mariano Ozores.

Partiendo de una idea propia, el director se apunta a la moda de los dilemas morales por cuenta del terror atómico. La crisis de los misiles de Cuba está en todos los titulares de prensa cuando los hermanos Ozores deciden contar la vida de un grupo de desesperados ante el inminente final. Este se producirá cuando la bomba caiga sobre la ciudad evacuada. Por ella circulan como sonámbulos los que no se han enterado de la evacuación o los que no estaban interesados en irse. Hay un borracho y una prostituta, ambos peripatéticos de la noche (José Luis Ozores y Emma Penella), unos amantes adúlteros (Mabel Karr y Carlos Ballesteros), un homicida y el policía que le quiere dar caza (Carlos Estrada y Jesús Prendes), una pareja de cotillas dispuestas a apurar hasta el último instante fisgando en las casas de sus vecinas (Matiled Muñoz Sampedro y Mari Carmen Prendes), una empleadita deunos grandes almacenes y el despiadado director tullido (Elisa Montés y Rafael Arcos), un anciano que ansía la llegada de la muerte y finge buscar a su gato y un ladronzuelo inconsciente (Enrique Vilches y Antonio Ozores) y un sacerdote que puede ofecerle a alguno de ellos una posibilidad de salvarse (Fernando Rey).

En resumen, un tema de impacto con repercusiones morales de altos vuelos que habán satisfecho tanto a la Administración como para concederle un premio al guión. Cultura "highbrow" resuelta con modos de cine "lowbrow"; esto es, explotación al estilo de Corman con un par de advertencias involuntariamente cómicas sobre el futuro de la humanidad ante la carrera armamentística.

Los argumentos de Mariano Ozores en sus memorias, aduciendo que el rodaje nocturno y el extenso reparto les hicieron triplicar el presupuesto estándar de una película española de la época, resulta poco verosímil. Una única secuencia con figuración, rodaje en una ciudad pequeña, un reparto endogámico en secuencias autónomas durante la mayor parte del metraje... Es más probable que algunas de las capitalizaciones no fueran reconocidas en el presupuesto final. En cualquier caso, lo que parecía un pingüe negocio supuso un auténtico fracaso. Y es que, por mucho que la crítica se deshiciera en elogios, al público se le hacía muy cuesta arriba ver a los hermanos Ozores como posibles víctimas de una hecatombe nuclear. Y, ahí sí que reside el mérito de Mariano Ozores, no pone paños calientes a la hora de abocar su historia a un final dramático coherente, aunque por el camino se hayan producido algunas incoherencias argumentales.

El personaje y la interpretación de Peliche Ozores, muy por encima de los demás.